Porotos con riendas: sabor chileno desde Nueva Zelanda.
La receta que me enseñó mi mamá y la adapte un poco aquí en NZ.
En mi casa, los porotos con riendas son más que una receta… son una conexión directa con mis raíces, con esos almuerzos de invierno en Chile que te llenaban el alma (y el estómago). Ahora que vivo en Nueva Zelanda, he aprendido a adaptar esta receta tradicional chilena con los ingredientes que tengo a mano… ¡y queda igual de rica!
Ingredientes simples, sabor auténtico
Para hacer esta receta uso porotos Cannellini en lata (Cannellini Beans), que encuentras fácilmente en los supermercados de acá Nueva Zelanda, y tallarines, como los de toda la vida. Y aunque no siempre encuentro longanizas chilenas, un buen chorizo español igual funciona. Otras veces simplemente los hago sin longanizas y todos los disfrutamos de igual manera.
Lo importante es mantener el espíritu de la receta: un guiso cremoso, sabroso, con ese toque casero que nos transporta a nuestro Chile.
En casa lo disfrutamos muchísimo. Es de esos platos que se comen con ganas, pero también con emoción… porque huelen a hogar, saben a infancia y llenan de recuerdos la mesa.
Es lindo cómo algo tan simple puede hacerte sentir tan acompañada.
Esta versión rinde para 4 porciones generosas y es perfecta para compartir en familia o guardar para el día siguiente (porque como todo guiso chileno… ¡al otro día sabe mejor!).

¿Y por qué se llaman “porotos con riendas”?
Porque los tallarines parecen riendas de caballo mezcladas entre los porotos… una imagen bien chilena, ¿cierto? No hay duda: este plato tiene identidad, historia y mucho cariño.
Ahora que ya conoces su historia, vamos a la receta paso a paso.
Ingredientes (4 personas)
- Porotos Cannellini en lata - 2 latas (800g aprox.) escurridos.
- Fideos tallarines partidos – 200g o más, acá nos gusta con harto tallarín.
- Cebolla mediana, picada.
- Ajo – 2 dientes, picados.
- Zapallo en cubos – una taza y media.
- Zanahoria rallada o picada finamente – 1 ó 2 unidades.
- Comino en polvo – 1 cucharadita.
- Longanizas o chorizos – 2 unidades (puedes usar chorizo español o el que encuentres en el supermercado) opcional.
- Ají de color (paprika dulce) – 2 cucharadas.
- Comino – 1 cucharadita.
- Aceite vegetal o de oliva – 2 cucharadas.
- Sal y pimienta – al gusto.
- Agua caliente – 2 tazas.
- Caldo de carne o verduras – 1 cubo (o media cucharada de “vegetable stock powder” tipo Massel).
- Agua adicional – lo suficiente para cubrir los ingredientes.
- Espinacas – Opcional
- Hierbas frescas (cilantro o perejil) – para decorar.
Preparación
- Preparar el sofrito:
Calienta el aceite y sofríe la cebolla y el ajo hasta que estén translúcidos. Añade el ají de color (paprika) y comino; cocina 1-2 minutos. - Agregar longaniza/chorizo (si es que decides añadir):
Incorpora las rodajas y dóralas levemente para intensificar los sabores. - Agregar zapallo:
Añádelo y saltea junto al sofrito (yo generalmente cocino antes en la freidora de aire y lo agrego al mismo tiempo que los tallarines). - Incorporar porotos y caldo:
Pon los porotos escurridos y el caldo con agua. Cocina a fuego medio por unos 8-10 minutos. - Añadir tallarines:
Incorpora los fideos partidos, mezcla bien y cocina otros 8-10 minutos o hasta que estén al dente y el guiso haya espesado. Remueve ocasionalmente. - Servir:
Rectifica sal y pimienta. Sirve caliente, decorado con cilantro o perejil (si no tienes, no pasa nada, decóralo con una sonrisa). - Un tip rico:
Cinco minutos antes de que estén listos los tallarines, puedes agregar un poco de espinacas o acelgas. Le da un toque delicioso y lleno de sabor.

Hay recetas que no solo alimentan el cuerpo, sino que acarician el alma. Para mí, los porotos con riendas tienen ese poder: me recuerdan a mi mamá cocinando con amor, a los días fríos en Chile, a la mesa llena, a los abrazos antes de servir y esas lindas conversaciones.
Hoy los preparo desde este rincón del mundo que ahora llamo hogar, intentando igualar los sabores, pero con el mismo corazón. Porque no importa dónde estemos… algunas recetas siempre saben a casa.
¿Y tú? ¿Tienes alguna receta que te haga sentir en casa sin importar en qué parte del mundo estés?